viernes, 27 de junio de 2014

Feminismo y libertad de elección


Una buena definición de feminismo podría ser una ideología que pretende que la mujer sea igual al hombre y por tanto pueda elegir su modo de vida sin sufrir recriminaciones ni ningún tipo de violencia simbólica. Esto es, una de las bases del feminismo es el poder de elección, la libertad de decidir tu destino. O dicho de otro modo: hacer lo que te salga del coño.

Frente a esto tanto los machistas de derechas como los de la izquierda muestran una oposición radical. Unos dicen que no, que la mujer no puede decidir, que es como es (desde tiempos inmemoriales, aseguran) y tiene una serie de actitudes y formas de ser inherentes. La izquierda es bastante más simpática, más "nice guy", y suelta proclamas como que "mujer bonita es la que lucha" o "las mujeres reales tienen curvas" o "el destino de una mujer es la revolución". En ambos casos se trata de encasillar a la mujer en un lugar concreto, sea la revolución o la cocina, impidiendo su libertad de elección.

Esto se ve claramente en la forma de vestir. Hay una obsesión enfermiza por decirle a la mujer cómo debe vestirse. Como si fuese una niña. Unos que si llevar escote o shorts cortos es de puta, otros que si enseñar poco es de monja, otros que si las gordas no deberían poder llevar leggins o prendas cortas en verano (¿deben entonces morirse de calor?).

Pues bien, el feminismo combate toda esta basura. Toda esta sociedad machista asquerosa, a la que nos hemos acostumbrado y que ya percibimos como natural, se basa en gran medida en no dejar que la mujer decida.

Vale, entonces tenemos que uno de los fundamentos del feminismo es que la mujer tenga libertad de elección. Esto queda claro. Lo que no está tan claro es hasta dónde llega esta libertad de elección. 

En primer lugar, ¿las mujeres pueden ser realmente libres? A primera vista la respuesta es un sí rotundo. Pero si nos paramos a mirar nuestra sociedad, nos daremos cuenta de que ni las mujeres ni los hombres somos totalmente libres. Hay usos sociales, costumbres, formas de pensar... que nos coaccionan a la hora de actuar. Por ejemplo, es difícil que una mujer, por muy empoderada que esté, vaya por ahí con los sobacos sin depilar. O que se deje bigote. Estaría haciendo un acto libre y feminista, pero choca tanto con los estándares de belleza socialmente aceptados que es poco probable que lo haga.

O, ¿podemos dejar que una mujer machista lo sea? ¿Podemos recriminarla por ello? ¿o eso sería caer en el paternalismo? Imaginemos una mujer que nos dice que a ella le gusta pasarse el día encerrada en casa mientras su marido trabaja, que comprende que este último sea posesivo y celoso. Aunque le digamos que eso es machismo y es malo, quizás a ella le importe una mierda. Muchas veces les he comentado a amigas cosas machistas y me han dicho sin tapujos que no les importaban lo más mínimo, que son "tonterías". ¿Qué hacemos? ¿dentro de la libertad de elección está el elegir aceptar el machismo?
¿Y una mujer que lleva velo? Evidentemente esto es una práctica machista, tapar a una mujer porque su cuerpo no debe mostrarse en público es un acto de dominación sobre ella bastante obvio. Por otro lado, no son pocos los occidentales que recriminan a las mujeres con velo y les piden que vayan menos tapadas, pero no por empatía feminista, sino probablemente para poder acosarlas con la mirada. Sea como sea está claro que no vamos a ir por ahí, con nuestra falsa superioridad europea, diciéndoles a las mujeres que se quiten el velo pero, ¿qué pasa si aceptando que ello es un acto libre estamos de algún modo legitimando una realidad machista?

Son preguntas que las feministas deberían hacerse a sí mismas (no me matéis, no intento dar lecciones) y, en caso de que determinen que la libertad de elección tiene sus límites, establecer cuáles son y cómo combatir la libertad de ser machistas.

1 comentario:

  1. Que patética tu actitud tratando de agradar y buscar la aceptación de las supuestas verdaderas feministas, que se trasluce en algunas expresiones como "no me matéis, no intento dar lecciones".
    En primer lugar en cuanto a lo de "hacer lo que te salga del coño", nadie puede hacer lo que le de la gana, ni hombres ni mujeres, para vivir en sociedad es necesario aceptar límites a la propia libertad individual, otra cosa es el debate sobre si el límite lo ponemos un poco más para acá o un poco más para allá, pero límites tiene que haber.
    Hace unos años leí una noticia de que en los institutos de secundaria franceses habían prohibido a las chicas el uso de tangas combinados con pantalones de cintura baja, de modo que fueran visibles. No se que opinarás tu de esa prohibición, seguramente pensarás que atenta contra el derecho de las mujeres a vestir "como les salga del coño". A mi me parece una medida oportuna, sobre todo tratándose de centros de enseñanza donde se requiere un ambiente lo más aséptico y neutro, sin estímulos visuales excesivos que puedan distraer a los alumnos. Lo mismo diría para el ámbito laboral. No es lo mismo vestirse para ir al instituto o al trabajo que para ir a la discoteca o a la playa.
    Por otra parte dices que "es difícil que una mujer vaya por ahí con los sobacos sin depilar. O que se deje bigote." Ciertamente, tan difícil como ver a un hombre con minifalda o los labios pintados de rojo carmesí, de hecho pienso que las mujeres en el vestir tienen más libertad que los hombres (en parte porque se la han ganado) más donde elegir, una empleada de banco por ejemplo, puede ir con minifalda, falda larga, pantalón, vestido, etc Su compañero hombre no se puede salir del clásico traje corbata.
    También hablas del velo islámico pero no mencionas por ejemplo los zapatos de tacón ¡Ah, claro, que los tacones los llevan las mujeres por que quieren, libremente! no porque se lo imponga la cultura, déjame que me descojone un rato, ja,ja,ja

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