domingo, 8 de septiembre de 2013

¿Nos gobiernan malas personas?

El ex-presidente Zapatero con el banquero Emilio Botín
Acabo de terminar el libro Chavs, del británico Owen Jones. El libro es muy interesante y por lo que parece va camino de ser un superventas. No es de extrañar: es fácil de leer, no demasiado largo y entretenido. No es como esos manuales gordos de teoría marxista que dan más pereza que La Celestina. Pero hay algo en ese libro, un comentario, que no termina de convencerme: el autor considera que la crisis que atravesamos es "culpa de la codicia de los banqueros". Lo repite un par de veces en la obra, y es como si de golpe su buen análisis se interrumpiese. 


Al principio pensé que él realmente no cree que las crisis capitalistas sean culpa de unos codiciosos y malvados banqueros, sino que lo decía porque al fin y al cabo es un libro de divulgación popular y no hay que ponerse técnicos. Pero, ¿es que acaso la gente que comprende que "la crisis es culpa de la codicia de los banqueros" no puede entender que "la crisis es culpa del funcionamiento del propio sistema"? Yo creo que sí. 

Entonces recordé algo a lo que llevaba ya tiempo dándole vueltas. Una gran parte de la izquierda (entendamos por izquierda a todos los progresistas) considera realmente que las crisis y otros fenómenos socioeconómicos negativos se deben a que quienes nos gobiernan son malas personas (codiciosos, conspiradores, sádicos, sinvergüenzas...). 

En el imaginario de mucha gente de izquierdas los poderes económicos están representados por señores gordos trajeados y muy, muy malvados. A veces hasta tienen un puro y gafas de sol, y se ríen mientras brindan con champán y cometen sus fechorías. "¡Ojalá tuviésemos banqueros y empresarios responsables y justos, y no a estos chorizos!", suspira la progresía.

En este artículo mostraré que los gobernantes que tenemos ahora no son malos porque sí, sino por las condiciones del sistema en el que vivimos. Además, explicaré por qué la solución a nuestros problemas no pasa por cambiar a los gobernantes 'malos' por otros más honrados.

(Cuando hablo de gobernantes me refiero no solo a los políticos, sino también a los poderes económicos, que son quienes realmente mandan. Creo que esto es obvio hasta para el que no se interesa por la política, pero nunca se sabe)

¿Puede un capitalista ser bueno?
Una vez un amigo me dijo —cito textualmente— que él es capitalista "porque me gustan los centros comerciales y esas cosas". No se rían, por desgracia es una definición bastante corriente. Hay muchas personas que creen que ser capitalista significa sentir aprecio por el capitalismo, por la competencia económica y por los lujos. Pero aquí no vamos a utilizar esta definición. 

Cuando hablamos de capitalistas, nos referimos a individuos —a veces agrupados en colectivos— que poseen medios de producción y por tanto no necesitan trabajar para nadie. Los medios de producción son todo aquello que sirve para producir bienes y servicios, como por ejemplo una fábrica, una cantidad importante de dinero que se invierte en la producción o una empresa petrolera. Quién controla los medios de producción dirige la economía, aunque no de forma libre.

Pero, ¿por qué no iban a poder ser buenos estos dueños de los medios de producción? Ya hemos dicho que no son necesariamente malas personas, sino que es el sistema el que les hace actuar de un modo u otro. ¿Qué significa esto?

El sistema capitalista, basado en la propiedad privada de los medios de producción, tiene varias 'leyes' inherentes y que no pueden modificarse. Una de esas leyes es la acumulación de capital. El capitalista se ve obligado, ya sea para vencer a la competencia o para extender sus dominios, a acumular cada vez más dinero. Este dinero será reinvertido en el proceso de producción, comprando por ejemplo otras empresas más pequeñas, maquinaria, más mano de obra... 

El proceso de producción vendría representado por el esquema D - M - D', donde D significa dinero y M significa mercancia (o servicio). El dueño de los medios de producción invierte cierto dinero (D) para producir una mercancia (M) que espera vender por una cantidad de dinero superior (D') a la inversión inicial. ¿Qué queremos decir con esto? Sencillamente que al capitalista lo único que le importa es ganar más dinero del invertido para así no hundirse entre la competencia y poder sobrevivir en el mercado. Lo demás, hablando en plata, le importa una mierda.
¿Y qué tiene que ver esto con que los capitalistas sean buenas o malas personas? Veamos un par de ejemplos.

Piensa en la mejor persona que conozcas. Ese familiar, amiga o amigo que es siempre honesto y no le desea el mal a nadie.

¿Ya está? Pues ahora imagina que le ponen al frente del Banco Santander, nombrándole director. En su primer día de trabajo los dueños del banco le explican que tiene que impulsar las inversiones y mejorar los beneficios de la empresa. Así que nuestro amigo busca mercados en los que poder invertir y hacer ganancias. Se encuentra con que los sectores más pujantes están en el mercado de armas y en la privatización de la sanidad. Pero se niega a invertir en eso porque le parece injusto. A continuación le informan de que el BBVA (otro gran banco) está evadiendo impuestos en paraísos fiscales, lo cual le hace más competente. El Santander debería hacer lo mismo, no para fastidiar al Estado o a los ciudadanos, sino para poder competir con el BBVA. Pero de nuevo nuestro amigo se niega a tal cosa. Finalmente le explican que hay un montón de familias a las que hay que quitar la casa porque no pueden pagar sus hipotecas. De no hacerlo, el banco perdería importantes beneficios. Hay que ponerse en contacto con las autoridades estatales para que envíen a la policía a los domicilios en cuestión y desahucien a estos 'morosos'. "Nada de eso", responde el director.

¿Qué ocurre con el Banco Santander? Que se hunde rápidamente, así que los mandamases deciden echar a nuestro amigo. Él tan solo ha intentado comportarse como una buena persona, pero resulta que eso no vale cuando estás al frente de una empresa capitalista. Le han pedido que haga beneficios (lo cual es lógico y comprensible) y él se ha negado. Ser buena persona le ha impedido realizar algo tan sencillo como invertir dinero en cosas que reporten más dinero del invertido. Así que el banco contrata a otro director, con menos escrúpulos y sin remordimientos de conciencia. Quizás en su casa sea una excelente persona, pero cuando llega al trabajo sabe que el mundo de los negocios no es bonito ni perfecto y que a veces hay que dejar la ética de lado.

Nuestro pobre y buen amigo se ha quedado en el paro. Pero no por mucho tiempo, porque en seguida recibe la oferta de una gran farmacéutica estadounidense llamada Pfizer. Sentada en su lujoso despacho, esta gran y honesta persona decide que ya es hora de enviar medicamentos al tercer mundo. "¡No!" le gritan desde la junta de accionistas. Los tercermundistas no tienen mucho poder adquisitivo, así que no son un mercado rentable. "Invierte mejor en otra cosa, en algo que dé beneficios". Tiene sentido: los pobres africanos que mueren de enfermedades curables no tienen dinero, ¿cómo van a pagar los productos que producimos? Recordemos que el ciclo capitalista consiste en invertir dinero en producir algo (medicamentos, en este caso) y a continuación recibir más dinero del invertido por la venta del producto. Este beneficio se reinvierte en la producción. Si los africanos no pueden pagar los medicamentos que necesitan el ciclo no se reproduce y la empresa no hace beneficios, con lo cual será superada por la competencia o acabará hundiéndose. Nuestro amigo tiene dos opciones: dedicar el capital a invertir en cosméticos para occidente (lo cual sí es rentable) o irse por donde ha venido. Su moral le lleva a hacer lo segundo.

¿Qué deducimos de esto? Dirigir una empresa capitalista a menudo lleva a tomar decisiones que nada tienen que ver con la ética ni con la justicia. No es así en el 100% de las decisiones, pero sí en su mayoría. Un empresario que trabaja en el sector textil y quiere sobrevivir a la competencia deberá llevar su fabricación a países con mano de obra barata, le guste o no. A lo mejor es alguien que odia la explotación del tercer mundo, pero si quiere que su empresa sea competitiva deberá jugar las reglas del mercado. Alguien que especula con alimentos, por ejemplo en la bolsa de Chicago, generará hambre y miseria, pero de todos modos si no lo hace él lo harán otros. Mientras los alimentos sean mercancías y no un derecho, es decir, mientras persista este sistema, la realidad será así de cruda.

¿Quién sabe? A lo mejor los poderes económicos son gente maja y hasta agradable, pero eso no podemos saberlo porque no les conocemos en persona. De hecho, esto importa poco. Es la lógica del sistema lo que les lleva a hacer cosas 'malas' (malas desde nuestro punto de vista), no algún tipo de sentimiento perverso que tengan incrustado. Sustituirles por "empresarios buenos" o "inversores responsables" no tiene ningún sentido, pues se verían obligados a seguir los designios del mercado o de lo contrario serían despedidos. 

La competencia, el ansia de beneficios y la expansión económica son los objetivos de los capitalistas, y si para ello tienen que cometer auténticas atrocidades lo harán. La Historia está plagada de ejemplos. ¿Les convierte eso en malas personas? Bueno, puede ser, pero hay que tener en cuenta una cosa: no es que el sistema funcione así porque ellos sean malas personas, sino que lo son precisamente debido al funcionamiento del sistema. Las leyes del capitalismo les obligan a actuar de forma injusta, quieran o no.

No necesitamos políticos "más honrados"
Más que una clase capitalista buena y justa, lo que pide el pueblo son políticos más honrados. Los que se dedican a la política profesionalmente (en el sentido de profesión, no quiero decir que lo hagan bien) son la cabeza visible del sistema. Muchas son las que consideran que la culpa de todo es de una "casta política incompetente" o de políticos sinvergüenzas, "ladrones", mentirosos y torpes. "¡Todos los políticos son corruptos!" es un grito que resuena por Europa del sur y alimenta a movimientos de los que difícilmente podemos fiarnos (basta echar un vistazo a la Historia y ver quienes y cuándo utilizaban esos lemas). Y ya de paso se desvía la atención de los poderes económicos hacia un parlamento que en realidad no pinta mucho en la toma de decisiones importantes.

Pero centrémonos en la reivindicación que nos atañe. La gente pide unos políticos más honrados, porque los de ahora son muy incompetentes y corruptos. Antes de nada el lector debe saber que esta reivindicación es tan vieja como la democracia capitalista misma. La pregunta es: ¿de verdad nuestros políticos son incompetentes y poco honrados? En caso de que esto sea así, ¿por qué no son honrados? Vayamos por partes.

Hablar de "los políticos" sin distinciones no tiene mucho sentido. Tal cosa sólo puede venir de alguien que ignora la realidad política y que se enorgullece de su desconocimiento. Sí, esa gente que primero te dice "no tengo ni idea de política" y luego se pone a hablar de política con toda la seguridad del mundo. Hay políticos de muchos tipos. Normalmente la mayoría trabaja para la clase capitalista, pero a veces podemos ver discursos anti-sistema en los parlamentos. Lo malo es que si el parlamento se llena de diputados que desobedecen al poder económico normalmente se disuelve o se da un golpe de Estado militar. Ejemplos hay de sobra. Aquí me referiré a los políticos del régimen, a los pro-sistema.

Los políticos que tenemos no son incompetentes. Son muy eficaces y no tienen ni un pelo de tontos. Esto es así por mucho que la televisión nos los presente como estúpidos que dicen tonterías y hacen el ridículo. En la era del espectáculo los medios convierten la política en un circo, impidiendo que veamos la realidad del asunto.

Si decimos que los políticos no son incompetentes esto significa que están llevando a cabo sus tareas correctamente. Pero esto no suena muy lógico. Se supone que los políticos, sean del PP, del PSOE o de cualquier partido, trabajan para el pueblo. Bueno, esa es la teoría. Pero la realidad del capitalismo nos dice otra cosa. Los políticos están ahí para servir a los de arriba, aunque les hayan votado los de abajo. Cuando Rajoy aprueba una reforma laboral que beneficia a la patronal y no a los trabajadores no es porque sea incompetente o bobo, sino porque su trabajo es ese. Cuando Cifuentes manda reprimir manifestaciones en las que se pide más democracia no es porque sea malvada, sino porque esa es su labor: reprimir a los de abajo y proteger a las élites. ¿Que la austeridad no sirve para salir de la crisis? ¿que bajar salarios nos hunde aún más? Bueno, nos hunde a nosotros, no a las grandes empresas ni a los bancos. Y sí, la austeridad y las privatizaciones sí que sirven para salir de la crisis capitalista, pero a costa de la mayoría social (¿existe acaso otro modo de salir de una crisis sin salir del propio sistema?).
El español medio, con un salario bajo y con la pobreza a la vuelta de la esquina, propone bajarles los salarios a los políticos (cosa que propuso Engels ya hace siglo y medio) y "que dejen de robar" (¿qué significa que 'dejen de robar'?). Está bien. Bajaremos los salarios a los políticos y les obligaremos a que dejen de robar. Pero el español medio seguirá teniendo un salario bajo y la pobreza seguirá a la vuelta de la esquina. Seguirá viendo cada vez más a menudo a gente rebuscando entre la basura por su barrio. Seguirán las guerras y el parlamento seguirá siendo poco más que una institución al servicio de la banca. Seguiremos viviendo en una dictadura disfrazada de democracia, pero los diputados cobrarán menos.

"A los políticos hay que bajarles el sueldo y ya verás qué rápido dejan de hacer el tonto". No, eso no es así. Y lo que muchos llaman hacer el tonto es el trabajo de todo político burgués: gobernar contra el pueblo aunque el pueblo le haya elegido. Hay que entender la labor de los diputados dentro de la lucha de clases. O estás con los de abajo o estás con los de arriba. En general nadie niega esto, pero parece que algunos se creen que los políticos están por encima del conflicto social, y que deberían "gobernar bien" y "hacer su trabajo". Pero esto es un poco absurdo: para el dueño de una empresa que un político haga su trabajo puede significar que facilite el despido y que privatice la enseñanza, mientras que para un trabajador puede significar que aumente el gasto público.

¿Bastará entonces con encontrar y elegir a políticos honrados? Cojamos el ejemplo de Julio Anguita, ex-dirigente de Izquierda Unida que renunció a su pensión de político. Pese a ser comunista parece que hay cierto consenso acerca de su honradez. Puedes perfectamente escuchar a un votante del PP decir que es honrado y que "hacen falta más políticos como él". Pues bien; imaginemos que Julio Anguita llega a presidente y tiene una mayoría parlamentaria.

Supongamos que Anguita se limita a seguir su conciencia honrada y sus buenas intenciones. Nada más llegar a la Moncloa hace público su programa, llamado 'Programa de la Honradez'. En él pide a los bancos que den créditos a las familias y que detengan los desahucios, a la patronal que suba los salarios y reduzca la jornada laboral y a las grandes fortunas que dejen de evadir impuestos.

Julio se limita a ser honrado y bueno (el verdadero Anguita no actuaría así, pero esto es un ejercicio de ficción), y como cree en la buena fe humana simplemente les pide a los poderes económicos que se porten mejor. "Tenéis que ser justos porque vivimos en una democracia", les dice. Cuando los dueños de los bancos y de las grandes empresas terminan de reírse le explican que ellos no pueden ser justos porque de serlo se arruinarían. La patronal no puede pedirle a las empresas que aumenten los salarios porque sino serían aplastadas por las que mantuviesen salarios bajos, o bien sencillamente huirían de España en busca de asalariados menos exigentes. Los bancos no pueden dar créditos a las familias que no podrán devolverlos, y mucho menos pueden dejar de ordenar desahucios y permitir que la gente deje de pagar sus hipotecas como si nada. Los evasores de impuestos simplemente seguirían evadiendo (¿por qué no iban a hacerlo?) y lo harán aún más si aumentamos los tributos.

¿Qué está ocurriendo? Que el funcionamiento del sistema choca con las intenciones de nuestro político honrado. Si este deja intacta la propiedad privada de los medios de producción no podrá llevar a cabo sus planes, por muy justos y coherentes que sean estos. Julio debería nacionalizar la banca y socializar las empresas, y así se acabarían muchos problemas. Sin bancos ni inmobiliarias, la vivienda sería un derecho y ya no existirían los desahucios. El paro sirve para bajar los salarios de los que sí tienen empleo, pero si ya no hay patronos interesados en los salarios bajos, ¿quién desearía una sociedad con millones de desempleados? No sería rentable para nadie. El trabajo se repartiría y tenderíamos al pleno empleo. Se expropiaría todo lo robado a los evasores de impuestos.

Todo esto que cuento no es fantasía, existió en países como la URSS y puede perfectamente existir en España.

Conclusión
Ya estamos listos para responder a la pregunta que titula este artículo. NO, no nos gobiernan malas personas. Nos gobiernan individuos que responden a unos intereses económicos determinados que da la casualidad que son opuestos a los nuestros. Es normal que como estudiantes y trabajadores creamos que tanto los diputados que defienden a la banca como los propios banqueros son malos, pero lo cierto es que se limitan a seguir las reglas del sistema. El capitalista, sometido a las leyes de la rentabilidad de su propio régimen, se ve obligado a ser injusto y anti-democrático. Pero no puede cumplir sus tareas sólo: necesita a un parlamento y un Estado a su servicio.

No nos escandalicemos cuando veamos a un policía reprimir a huelguistas y proteger a patronos, o cuando un gobierno supuestamente al servicio de todos dedique el dinero público a rescatar bancos y a subvencionar empresas. Pensemos que son las reglas del juego, y estudiemos siempre qué intereses económicos se esconden tras las "absurdas y equivocadas" decisiones de nuestros políticos.

Hagamos nosotros lo mismo que ellos. Comprendamos cuales son nuestros intereses como clase. ¿Qué mundo queremos? Sin duda uno democrático y socialmente justo. ¿Cómo podemos lograrlo? Desde luego que no lo lograremos diciendo que queremos que los políticos se vayan y pidiendo empresarios más majos.

Lo que debemos hacer no es cambiar a los que nos gobiernan por buenas personas, sino cambiar a los que nos gobiernan por nosotros mismos. Es decir, darle el poder al pueblo, autogobernarnos. Y eso significa poner la economía al servicio del bien común, cosa que no se logrará bajando salarios de políticos y funcionarios sino haciendo una revolución. Pero esa es otra historia...


17 comentarios:

  1. cómo quieres que pretenda como anarquista que me una a un estado que quiere que trabaje por dinero y para una economía pública? eso nos convierte en dependientes.

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    1. Esque somos dependientes. El hombre es un ser social lo quieras o no. En el anarquismo dependeríamos de la comuna. El comunismo es la organización de esas comunas: las comunas son el Estado.

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  2. Este artículo nos sumerge en el drama de la socialdemocracia, que pretende que, sin cuestionarlo, se puede "humanizar" el sistema y pone el acento en el comportamiento de los servidores de ese sistema. Si hay un oxímoron centelleante es la frase "capitalismo con rostro humano". Desde dentro del sistema no se puede modificarlo ni mejorarlo. La alternativa está fuera. ¿Que no se puede? La aristocracia tenía claro que, procediendo del mismísimo Dios, su dominio era legítimo e indestructible, y ya se ha visto lo que pasó.
    El capitalismo es un sistema intrínsecamente perverso, y se llama así porque lo primordial es el dinero, no las personas, no la decencia, no la honestidad, no el bienestar común; sólo el dinero, que lo justifica todo, aunque el "doblepensar" orweliano siga pretendiendo arroparlo con conceptos como "solidaridad", "caridad", "entre todos", etc., que no son más que vanos intentos de atemperar la realidad. Por cierto, creo que Anguita se retiró del espectáculo, precisamente por eso: porque no hay manera de avanzar desde dentro del sistema.

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    1. Lo malo es que ese sistema es, por ahora, propio de la mentalidad humana. EL capitalismo y el comunismo realmente, aunque intentes pintar este último de rosas, parten de no considerar al ser humano en cuanto a lo que es en sí mismo, sino en cuanto a la clase a la que pertenece.

      Cuando se deje de dar privilegios a la gente no debido a tener mayores aptitudes, sino por tener más cantidad de un determinado valor de cambio, en cuanto se empiece a ver a las personas por lo que son y no por lo que producen, entonces cambiarán las cosas. Y ningún sistema de gobierno podrá ignorar dicho cambio.

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  3. Muy buen artículo, sí señor. Pero cuando hablas de dar el poder al pueblo para autogobernarse, sería interesante que remarcaras que estás hablando del pueblo como la sociedad civil diferenciada tanto del Estado como de las grandes corporaciones. Esto es, la sociedad civil como tercer sector. Alguien podría argumentarte que "el pueblo" son todos aquellos que no sean políticos, es decir, también los mercados (concepción liberal de la ciudadanía), o que "el pueblo" son también los políticos, es decir, el Estado, rechazando sólo incluir a los mercados, que son los que ostentan realmente el poder (concepción republicana de la ciudadanía, no confundir con el republicanismo español). Según te leo, veo que tu concepción del "pueblo" incluye a todos aquellos carentes de poder. Eso está bien para crear conciencia de clase (delimitas bien los atributos de la clase social), pero la realidad social es mucho más compleja y dudo que se pueda hablar del pueblo en los términos en los que lo haces. Todo está interconectado y cuando una persona cree que no tienen nada que ver con las grandes corporaciones debería mirar a ver dónde invierte sus ahorros el banco, porque esos intereses que nos dan no salen de la nada: salen de invertir en explotación humana y ambiental (por ello existe una alternativa que te recomiendo: la banca ética). Con ello, lo que pretendo transmitirte es que la realidad del poder no se puede reducir a una cuestión de "gente con poder" y "gente sin poder", la gente que cree no tener poder en realidad ya participa del poder establecido, en menor medida, pero participa. Esto hace realmente difícil poner caras al poder y, por ello, hace difícil mantener un clásico discurso de clases. El poder ya no opera de una forma evidente, sino que se diluye en múltiples actores, alcanzando al ciudadano más simple.

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  4. Lo que sucede es que las personas, sean estas cómo sean, son parte del sistema. Y que sus valores, sus intereses, sus prioridades...sus ideas...son también elementos del sistema. Por eso sí es importante si son "buenos" o "malos". Porque no son algo ajeno al sistema ni el sistema les impone nada. Ellos eligen. Ellos pueden elegir.

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  7. recomiendo esta entrevista

    http://praza.com/economia/5489/os-lideres-do-centroesquerda-son-os-aliados-perfectos-de-davos/

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  8. Lo cierto es que, quitando esos posibles intereses en juego, los líderes que nos gobiernan son una panda de ineptos. De hecho, tengo varios simuladores de gestión de recursos (hay quien los llama "juegos", pero son muy útiles para eso) y veo que tomando las mismas medidas que toman ellos, lo mando todo al garete.

    Y una revolución no sirve: no cambia nada. Lo necesario es algo más drástico: un cambio en el modo de pensar. Si la sociedad piensa como tiene que hacerlo, piensa en conseguir igualdad, justicia y eficiencia, entonces no es necesaria violencia. Si la sociedad hace lo que tiene que hacer y piensa lo que tiene que pensar, entonces avanzamos sí o sí, porque es la sociedad la que dicta el sistema.

    Una revolución es pasar de manos de un tirano a manos de otro tirano, quitando que tal vez sea más bestia que el anterior. Además, los gloriosos días de 1917 ya concluyeron: europa no quiere más violencia.

    ¿Para cuándo políticos con sentido común y capacidad de gestión? No digamos ya que hablen una segunda lengua extranjera sin causar vergüenza ajena, solo hablemos de que sean competentes y capaces de cumplir su función.

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    1. Sería maravilloso que el modo de pensar de las masas pudiese cambiar de un día para otro ¿verdad?
      Pero desafortunadamente no es así. La sociedad y el sistema económico son los que crean hegemonía: Imprimen el modo de pensar de la clase dominante en las masas. Por mucho que la gente piense en conseguir igualdad, justicia y eficiencia, sigue haciéndolo dentro del marco ideológico del sistema en el que se encuentra. Sigue subordinada a la ideología dominante.
      Ese "cambio en el modo de pensar" queda muy bonito como teoría idealista, pero en la práctica se necesita un cambio previo en las condiciones materiales de la sociedad para que el cambio en la mentalidad pueda realizarse. Y luego tendrá que manifestarse en forma de movimiento social, de otro modo quedaría reducido a una mera ilusión. Y no se puede cambiar el sistema jugando con sus propias reglas.

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  9. Mi pregunta es, ¿Nacionalizando la Banca, evitaremos que los que están arriba no roben?
    Estoy de acuerdo con la mayoría de lo que dices, pero me parece que tampoco es la solución nacionalizar la totalidad de los medios de producción. Pues debemos pensar en la mayoría, en sus mentalidades, todo pero TODO el mundo si le dieras la mano, cogería el brazo pues vivimos entre unos ideales cuyo fin es la grandiosidad y todo el mundo por muy humilde que sea acabaría corrompiendose. No le quito ninguna razón a lo que usted dice pues estoy totalmente de acuerdo que un sistema así no ayuda para nada, pero que te hace pensar que si todo es de todos, relativamente, va a ir mejor. Creo que la sociedad no esta preparada ideologicamente para creer en otra cosa, pues es muy fácil quejarse sin saber nada como borricos que es lo que la mayoría hace hoy en dia, y sinceramente pienso que llegar a un sistema como el comunismo seria tirar todo a la basura y empezar de 0 y creo que es algo casi materialmente imposible. Dudo que Amancio Ortega quiera nacionalizar Inditex. Pero solo es una opinión.

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  10. En mi opinión, no tiene sentido dar los medios de producción al estado, el estado se convierte en tirano. El quid de la cuestión está en crear un estado que permita la libre competencia pero que a la vez controle a los que hacen trampas, así de simple. El problema es que si un estado permite que una multinacional esté controlada por unos cuantos, está alterando la libre competencia, en pro de una competencia deseal, basada en la trampa de aprovechar el trabajo de los empleados. Si simplemente hubiese un modelo de gestión estatal que permitiese crear empresas siempre y cuando dichas empresas fuesen de sus trabajadores, en lugar de ser de un par de personas, o de un grupo de accionistas, se resolverían dos grandes problemas del comunismo, por un lado, la falta de motivación debido a la falta de proyecto vital, y por el otro el control absoluto del estado sobre los ciudadanos, respetándose así la independencia y diferenciación de cada individuo, que es algo que los sistemas comunistoides tienden a negar.

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  11. En fin, aquí hay algo que se escapa de nuestra vista; es que sin hacer nada, si nadie hiciera nada la tendencia normal sería que llegariamos a un mundo con desigualdades, injusticias, etc. pero, pero no del nivel tan brutal en que lo hallamos hoy día. Por tanto, se deduce que los que controla el poder real son gente con patologías, o trastornos de la personalidad graves, sin un gramo de empatía. Y que su codicia les lleva a extremos inimaginables para la gente normal.

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  12. Tu ensayo chirría cuando dices que cambiar nuestros malos políticos por otros más honestos no solucionaría ningún problema. Pues fíjate, yo creo que sí: cuando decimos que queremos políticos más honestos, creo, no estamos pidiendo que privaticen la banca, ni que den créditos a familias que no pueden pagarlos, ni que beneficien al pueblo a costa de las patronales... simplemente estamos pidiendo políticos que dejen de echarse al bolsillo esos "regalitos" con forma de maletines. Políticos que dejen de hacer lo que hacen únicamente porque quieren ser re elegidos, y una oposición que no parezca un niño de tres años sentado en su esquinita con los brazos cruzados sobre el pecho, diciendo que no a todo plato que se le arrima porque le han dicho que ese es su trabajo... decir que no y que no, y repetir que no, sin ideología tampoco. Lo que queremos es estar representados por menos que valgan más, por menos que de verdad se preocupen por hacer que este país de catetos progrese y sea rentable para la mayoría, y no solamente para unos pocos. Políticos que piensen en el "bien común", a largo plazo (30, 40 o 50 años por delante de sus propios egos), y no únicamente en los próximos cinco años, que es el tiempo en el que tienen que brillar y encandilar a la panda de tontos que llaman pueblo. Políticos que tengan capacidad de gestión y que, como alguien dijo más arriba, no nos saquen los colores cada vez que chapurrean su inglés de la EGB o de la ESO. Políticos con responsabilidad.

    Lo que queremos es PROFESIONALES, porque a esos idiotas los llamamos "políticos profesionales", pero qué quieres que te diga... para cualquier empresa hoy te piden mucho más de lo que les pedimos a ellos en sus currículums. Y ojo, que también los hay que sin tener estudios ni inglés, sin embargo tienen más ética, más responsabilidad, y más capacidad de gestión que estos "profesionales" que vemos en la tele todos los días. Lo que queremos es, simplemente, personas capaces que trabajen en equipo y que de una vez entiendan que no sólo sirven a los poderes económicos, sino también al pueblo que les vota.

    Queremos políticos capaces de negociar entre ambos intereses, y buscar soluciones que beneficien a ambos (unas veces a unos más y a otros menos, eso es inevitable), con honestidad y toda la conciencia ética posible dentro de un sistema, el capitalista, que inherentemente no es justo. Creo que todos sabemos que no es justo. Sin embargo, creo que hay una gran diferencia ética entre: 1. tratar de hacerlo lo mejor posible para los más posibles dentro de este sistema, y 2. aceptar que es imposible beneficiar a todos y decantarse siempre por beneficiar a los que tienen los euritos guardados en sus paraísos fiscales, diciendo "total... si estos burros me van a votar de nuevo en unos años".

    Y aquí llegamos a otra cuestión: gran parte de la culpa la tenemos nosotros, el pueblo. Nuestra idea de fastidiar a los políticos malos es votar a la oposición en las próximas elecciones, sin darnos cuenta que tanto PP como PSOE, desgraciadamente, se han convertido en el mismo bando de peleles sin ética y sin responsabilidad civil. Pero ahí seguimos, como inútiles dándonos cabezazos contra el frontón: nos joden y los votamos para que nos sigan jodiendo. A lo mejor no nos hemos dado cuenta de que hay otros partidos en España. O a lo mejor no nos hemos dado cuenta de que esta democracia de cartón piedra tiene que ser redefinida para hacerla democrática de verdad.

    Tú dices que cambiar a los políticos malos por otros mejores no solucionaría el problema, yo te digo que de acuerdo, no todo el problema, pero qué quieres que te diga... por poco que se solucione creo que es un buen comienzo. El siguiente paso es pegarle una patada al pueblo para que despierte y deje de votar a estos inútiles o haga esa revolución que planteas hacia el final.

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  13. Que no, no es eso, el sistema favorece a mentirosos, corruptos, tramposos, estafadores, caracteropatas, etc para que suban en la pirámide social. Entonces, creas las condiciones para que la gente vea el mundo a través de sus "ojos". Como si un daltónico se ocupara del tráfico en los semáforos

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  14. Pienso que este articulo explica de forma muy clara la realidad de lo que esta pasando en la Venezuela de Maduro,tal vez el gran error de la Revolucion Bolivariana haya sido no crear un sistema productivo que hubiese garantizado cierta estabilidad,mas aun teniendo en cuenta de que se han quedado,en lo que a sistema se refiere,entre Pinto y Valdemoro,esperemos que puedan salir de esta emboscada capitalista!

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